SOLEDAD e INEXISTENCIA del ESCRITOR CIBERNÉTICO Por Angel Maldonado Acevedo Cuando para marzo de 1998 iniciamos este proyecto que bautizamos como Arcadiana: Revista de Cultura con la fiebre y el entusiasmo de los recién llegados a la red, teníamos la esperanza de que algunos escritores amigos se precipitarían con entusiasmo a darnos sus textos escondidos para exponerlos en el espacio cibernético. Era la oportunidad para muchos de nosotros de escasa o nula publicación en libros y las escasas y elitistas revistas del país, dejar sentada nuestra existencia. Fue un camino de esperanzas caminados a medias, pero un camino. Los amigos invitados siguen fijos en la gran obra en tinta y papel que los saque del anonimato y los convierta en los nuevos ídolos de nuestro entorno. "En la red se publica mucha basura" dicen, desde un inexplicable olimpismo. Pero la misión no se ha perdido. Con paciencia y pensando que la frustración es sentimiento acompañante de todo escritor, he ido convenciendo a unos cuantos de mis amig@s de compartir nuestro entusiasmo. La mayoría, sin embargo, ha considerado que la única forma legitima de publicar es en hojas de papel encuadernados entre tapas y que el "by-line on line" no existe porque nadie lo ve, porque no brilla sobre los tomos o las páginas que llevamos al cómodo sofá o a la cama. Para los que entran a la era de la comunicación cibernética con esa gran dosis de pesimismo todo lo que hacemos los aficinados a la publicación electrónica no existe. Para convencer a algunos amig@s he tenido que gastar resmas y resmas de papel imprimiendo artículos de la red para demostrarle la realidad de su existencia. Entonces les hablo de que escritores como Iván Silén, Reynaldo Marcos Padua, Luis López Nieves (de Puerto Rico) tienen sus páginas en la red, y les digo que otros más conocidos (vivos y muertos) como Juan Goytisolo, Manuel Vázquez Montalbán, Jaime Sabines, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, y un excétera que tomaría demasiadas páginas, dan categoría y valor a la red con sus páginas, por no mencionar la importancia de que nuestro idioma español se asiente como fuerza en la red. A manera de ejemplo, basta visitar la página Literatura Argentina Contemporánea (ver sección Enlaces en esta misma revista para ver la importancia de la red para la literatura de un país. No hay que temer a la grandiosidad y el crecimiento continuo de la red. La red es como nuestra realidad cotidiana, vasta, compleja y plena de matices que en ocasiones nos cuesta descifrar. En la realidad de cada día vivimos cada minuto como una lucha por dejar manifestada, de los modos más variados, simples y complejos, nuestra identidad como seres humanos. Muchos piensan que la red, debido a su crecimiento inagotable es el espacio propicio para el anonimato. La red como la vida requiere de paciencia y esfuerzo, de voluntad y enamoramiento por lo que hacemos. Los caminos de la red son, como los caminos de la vida, largos y complejos, pero gracias a la tecnología en todas partes encontramos señales que nos permiten un acercamiento al prójimo-lector y llegar a nuestro destino. Además, sin la necesidad de destrezas extraordinarias (gracias de nuevo a la tecnología) podemos ir, como lo están haciendo muchos, dando sentido a la existencia de nuestras palabras y signos y comprobar, como lo ha demostrado mi existencia particular, que no estamos solos y que de algunas maneras existimos. |
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