NARSH!
Por Angel Maldonado Acevedo

 

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Grande, llenaba de luce la montaña, redondo como una rueda de trok y con uno foco que cegaban...Yo me fui corriendo y me metí en la casa, cerré la ventana y traté de acordarme de una oración que me habían enseñado en la clase de catecismo, pero el corazón se me quería salir a borbotones...Los otro también corrieron cada uno a su casa yo creo... y la calle se quedó vacía, pero llena de luce como si fuera el mediodía.

El reportero tomaba sus notas con premura tratando de recoger las palabras del muchacho con la mayor fidelidad posible, mientras a su lado el fotógrafo intentaba retener el testimonio de aquella cara de asombro, de aquellos ojos que se querían salir de sus órbitas mientras narraban el acontecimiento.

Platillos voladores en Viví Arriba! Extraterrestres recorriendo los senderos del abandonado proyecto minero! Los americanos que ahora, después de tres décadas de ausencia, regresaban con nuevos intentos de explotación disfrazados de platillos voladores. Narsh!

Eran muchas las conjeturas que pasaban por la mente del reportero.

"Signos del Apocalipsis y el Juicio Final", decía por su lado el reverendo Ramón Polanco, pastor de la Iglesia Almas del Llamado, Incorporado, ante su feligresía que devotamente entonaba cánticos por la salvación.

Al igual que todos los martes, para hacerse entender el pastor resumía tangencias, convocaba citas bíblicas y elaboraba ante sus fieles seguidores sus más personales profecías, las que eran escuchadas con devoción y asombro.

"Yo vi, los hombres chiquitos y flacos como si caminaran trepados por el aire; iban por el camino del túnel, se metieron por los palos de guayaba y no los vi más, y ni quise seguir mirando porque la vieja cerró la ventana y no tuve más remedio que correr y meterme a la cama. Avemaríapursisma! Que Dio nosayude! Nash!’’

Los más curiosos se habían reunido en la tienda de Lucas Carpio para comentar el acontecimiento y esperar al alcalde que haba sido llamado con urgencia por el presidente de barrio. El gobierno municipal y el partido deberían tomar cartas en el asunto. No era cuestión de esperar, de organizar vistas públicas y redactar informes. Era una emergencia que se cernía sobre Viví Arriba cualquiera fuera el desenlace de las cosas que se sucedían aquel atardecer ante los perplejos residentes. Que venga el alcalde y haga algo, que tome acción, habían dicho como queriendo reafirmar la capacidad y el poder del funcionario principal para enfrentar situaciones como aquella.

"La cuarta bestia será  un cuarto reino en la tierra, el cual será  diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará , trillará  y despedazará ..." leía el pastor del libro de Daniel (7; 23), proyectando con su voz el terror que las almas presentes recogían con manos elevadas y poniendo en el fondo de las palabras del Pastor un murmullo colectivo y gutural que servía de cortina musical que abría el camino de la salvación a los escogidos, como si fuera el elemento precipitante de una película de misterio.

El periodista se disponía tomar el testimonio a otros testigos y el fotógrafo le hacía una presurosa invitación para que se internaran por el camino entre los guayabales que comunicaba con la vieja mina de cobre a ver si se descubría alguna huella del paso de las extrañas figuras o lo que fuera aquellas cosas que el muchacho aseguraba haber visto internarse y desaparecer en las sombras de la noche.

-Narsh, chasps, chaps, depssssss, depssss.....

La luz apagó las otras estrellas de la noche y la luna desapareció como si se la hubieran robado, como si la hubieran metido en la rueda más grande -. El reportero trataba de obtener datos objetivos de aquella narración que se tornaba tan simpática, pero incierta, en sus propósitos de buscar la razón del acontecimiento de manera que sus muchos lectores tuvieran un cuadro real, creíble, de todo cuánto sucedía en aquellas horas en el remoto barrio de la comarca.

El alcalde Santiago Pagán, acompañado del bizco Pérez, asambleísta del partido de minoría, había llegado a la tienda de Lucas Carpio y escuchaba un informe verbal de los vecinos, prometiéndoles que habría una investigación completa de la Asamblea Municipal y de la

Cámara de Representantes, que él mismo dedicaría todos los recursos a investigar el asunto. Un acontecimiento de esa dimensión no podía pasar sin un informe completo que recogiera todos los pormenores.

El bizco Pérez asentía. Su presencia en el lugar garantizaba la rapidez de la investigación y el consenso oficial tan necesario en asuntos que conllevaban posibles controversias.

"Mientras tanto, tengo noticias buenas para todos los residentes de Viví Arriba. Con el próximo presupuesto pavimentaremos la carretera y repartiremos algunos materiales, madera y cemento para la reparación de viviendas... el problema del agua que ustedes han padecido se resolverá  tan pronto el gobierno termine los estudios para el nuevo acueducto rural..."

"No tendrán problemas, mis ciudadanos, ustedes saben que yo soy un hombre de palabra", decía el alcalde con el cómplice asentimiento del turnio Pérez.

Los presentes escuchaban en silencio aquellas palabras que parecían haber sido retomadas de otras campañas cuando el alcalde era candidato y en su viejo Jeep tocaba a todas las puertas del barrio.

El muchacho, que se había mantenido en una esquina absorto en sus propias cavilaciones, despejó el silencio con palabras que resonaron como un nuevo misterio en aquella noche llena de sorpresas.

-Narsh, chaps, chaps, depssss, depssss.

Grande como una rueda de trok, le salían luce que se metían por debajo de los guayabo...Los ojo le brillaban como el oro en la oscuridá , entraban y salían con rapidez de la gran rueda, entraban y salían....Narsh, chapsss. Y sus manos subían y bajaban, como avioncitos sonámbulos ante la concurrencia.

Desde el otro lado de la carretera, la voz del reverendo de nuevo en Daniel..."y su rostro parecía como un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido...".

Luego de las promesas del alcalde todos se dispersaron y la noche quedó tranquila, como era antes de los americanos y de los platillos voladores.

-Narsh, Chaps, Chaps, iba repitiendo el muchacho desde la ventana apagada de su casa, sus manos como avioncitos que entraban y salían.

 

 


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